Los debates entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón iniciaron hace más de 26 años, cuando ambos eran presidentes de sus respectivos partidos. Los han enfrentado históricamente temas como la corrupción, la economía o la gobernabilidad, pero el verdadero punto de confrontación se daría mucho después, por un tema diferente, la seguridad, cuando el primero de ellos se convirtió en presidente de la república. Calderón proponía, allá por el 2006 como candidato del PAN, que unificaría en una sola a las policías civiles, una policía más honesta, más capacitada y mejor entrenada. “Hay que evitar la corrupción de los cuerpos policiacos, hay que evitar que se asocie la delincuencia organizada con la autoridad”, reviraba el candidato opositor tabasqueño, ¡Que ironía! Calderón terminó ganando la elección presidencial mientras Andrés Manuel, fiel a su estilo, acusaba de un supuesto fraude electoral. Era diciembre de 2006, a pocos días de asumir la presidencia, anunciaba un operativo contra el crimen organizado en uno de los estados más violentos del país en ese entonces, Michoacán, estado en el que solo en ese año, se habían registrado mas de 500 asesinatos por violencia entre los carteles. Para enfrentarlos, el recién estrenado Gobierno tuvo que echar mano de las fuerzas armadas, dada la magnitud de la violencia que imperaba en ciertas regiones del país. La guerra contra el narco de Felipe Calderón, con sus mas de 120,000 muertos, terminó siendo el sello y lastre de su administración, estrategia que fue severamente criticada por quien siguió siendo el líder de la oposición, Andrés Manuel López Obrador. “Nunca más el ejército en las calles”, fue una de las premisas del por tercera vez candidato macuspanense, que termino haciéndose de la presidencia de la república en ese histórico 2018, iniciando la era de la Cuarta Transformación, como el llamo a su régimen. La expectativa era alta.
Febrero de 2024, inicia el ultimo ano del régimen morenista a cargo del Presidente Lopez Obrador, para estas alturas deberíamos haber barrido la corrupción como las escaleras, pero nos enteramos que los hijos del presidente trafican con los contratos de las mega obras; deberíamos tener un sistema de salud como el de Dinamarca, pero por el contrario somos el país con más personal médico muerto durante la pandemia y los niños con cáncer siguen muriendo por falta de quimioterapias; Pemex debería vender gasolina a 10 pesos, pero en lugar de eso se le tiene que inyectar presupuesto para subsanar que hay mas perdidas que ganancias, y nuestro país, sobrevive inmerso en un tsunami de violencia, que cuenta ya mas de 170,000 muertos, 50,000 fallecidos más que la guerra contra el narco que tuvo al país en estado de emergencia en 2006. La política de abrazos no balazos es quizá el fracaso más contundente del actual régimen, y eso los tabasqueños lo hemos vivido en carne propia, lejos quedaron los tiempos en los que veíamos por la tv escenas de balaceras, tiroteos y quema de vehículos mientras pensábamos que violento era Sinaloa, o Michoacán, o Guerrero, ahora, nuestro Edén tabasqueño, ese que en algún momento fue el mejor lugar para vivir, se ha convertido en un referente de la violencia nacional, de trata de personas, de extorsión, en un país ya militarizado legalmente pero entregado de facto a los tentáculos del crimen organizado.
El Estado tiene los recursos, la inteligencia, la tecnología, la fuerza y los números, para enfrentar el problema de inseguridad que vivimos. Es más que evidente que no quieren ni reconocerlo, deben muchos favores y además, se siguen endeudando y comprometiendo con esto el futuro de las nuevas generaciones, la violencia es la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años, algo debimos haber hecho mal para tener un gobierno indolente a esta cifra, pero cuatro millones de dólares para la campana presidencial de 2006, y un chorro de millones más para las miles de lonas, bardas, espectaculares, acarreos y eventos de los pre candidatos de este régimen, deben hacer voltear para un lado a esos que dijeron que venían a transformar. Estimado lector, esta puede ser la ultima vez que elijamos de manera democrática a nuestras autoridades, la “paz” actual ha dejado más muertos que la guerra de antaño, en Tabasco no queremos, ni podemos permitir, que el Tren de la violencia, nos pase encima. Es por la vida, es por la libertad, es por la verdad.
Pd. Bienvenido sea el Presidente, a esta su tierra y su agua, a inaugurar otra de sus obras inconclusas, poco funcionales y plagadas de esa corrupción que ya no existe.
Por: Jemima Alonzo Qué