Alguna vez el presidente Gustavo Díaz Ordaz mandó llamar a Jesús Reyes-Heroles, director de Pemex: “abogado, me llamó el secretario de la Defensa Nacional para quejarse de usted. Dice que Pemex sólo les manda combustible para dos días y tienen que esperar a que ustedes vuelvan a surtirles. ¿Puede explicarme por qué?”.
“…Es la costumbre, Señor Presidente y viene desde la Revolución; así, si el ejército quisiera levantarse en armas sólo tendría combustible para dos días. Pero si usted lo ordena cambiamos esa regla…”, respondió el Director de Pemex.
“…lo platicamos otro día, abogado”, contestó el Presidente.
Esta es una conocida anécdota, narrada, en su momento, por Jesús Reyes Heroles, y replicada atinadamente por Jorge Castañeda, es una historia que ha sido relatada en varias ocasiones como un ejemplo de previsiones respecto del poder factico que le asiste a las fuerzas armadas.
Cierta o no, la anécdota nos dice mucho sobre la posición tradicional del sistema político mexicano surgido de la Revolución, e incluso de antes. El propósito implícito consistía en lograr que los militares nunca contemplaran tomar el poder, y si lo pensaran, que no pudieran hacerlo. La regla es antigua en México.
El Ejército Mexicano ha sido una parte integral del tejido social y político de México desde su independencia en el siglo XIX. Con una historia rica y compleja que abarca conflictos internos, guerras internacionales y la defensa de la soberanía nacional, el ejército ha evolucionado para enfrentar los desafíos cambiantes a lo largo del tiempo, manteniendo siempre su compromiso con la seguridad y la estabilidad del país.
A pesar de los logros alcanzados, el Ejército Mexicano enfrenta una serie de desafíos en el siglo XXI. La persistencia de la violencia relacionada con el crimen organizado, la corrupción y la falta de recursos son algunos de los obstáculos que deben ser abordados de manera efectiva. Asimismo, es fundamental mantener un equilibrio entre la seguridad nacional y el respeto a los derechos humanos en todas las operaciones militares.
Hoy en día, el Ejército Mexicano continúa siendo una fuerza vital para la seguridad nacional y el mantenimiento del orden público. Además de su función tradicional de defensa militar, el ejército desempeña un papel importante en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, así como en la protección de las fronteras y la asistencia en casos de desastres naturales. Es por ello, que la falta de combustible es un tema subjetivo, que pudiera o no incidir en las facultades y trascendencia social de la institución castrense. El tiempo lo dirá.
Por: Adán Alonso