El libro “La rana que no sabía que estaba hervida” de Oliver Clerc, contiene siete lecciones de vida en forma de parábolas, entre las cuales destaca: “La rana en una cazuela con agua: ¿Estamos ya medio hervidos?”. El inicio de la parábola dice así y cito textual:
“Imaginen una cazuela llena de agua en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando”.
“La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia”.
“Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hacer nada”.
“Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela”.
“Si la hubiéramos sumergido de golpe en una cazuela con el agua 50°, de una sola zancada ella se habría puesto a salvo, saltando fuera del recipiente”.
Será que algo así nos está pasando cuando vemos que falta una tapa de registro eléctrico o de drenaje, cuando una persona ocupa el lugar de una persona discapacitada sin serlo, cuando un paso peatonal no está pintado o peor aún, sin ni siquiera pensamos que un paso peatonal necesita un semáforo para proteger al que pasa. Dejamos de pintar las líneas de los carriles desde hace varios sexenios y nos acostumbramos a un transporte público incomodo, acosante e inseguro (así como fue aumentando la temperatura del agua con la rana); dejamos de hacer campañas masivas de sensibilización ciudadana respecto al manejo de los residuos (antes basura), campañas del cuidado del agua, de ahorro de energía, de cómo manejar el automóvil, del respeto a la mujer, de no violencia y de como llevarnos mejor como vecinos, como ciudadanos.
El agua lleva hirviendo muchos años y la rana que está adentro, que sí es eterna, también lo será su sufrimiento. Tengamos mucho cuidado, porque el cambio climático, consecuencia de todos nuestros actos, hará que el agua hierva cada día más.
“CIUDADANOS CON CARGO”, LES ENCARGAMOS EL MUSEVI, LA CICLOVÍA Y EL TRANSPORTE PÚBLICO INCLUYENTE DE IDA Y VUELTA POR PASEO TABASCO.
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Por: Alejandro Frías