Dice un refrán que “a río revuelto ganancia de pescadores”, por lo que este puede ser aplicado a la situación que se vive en Acapulco en donde un huracán que pasó hacer categoría 5 en tan corto tiempo, causó la destrucción total de este legendario puerto dejando en la indefensión a cientos de familias, lo cual ha sido tomado por algunos que profesan la política para llevar agua para su molino para poder verse bien, ganar adeptos y tener una imagen positiva con el electorado tomándose fotos o invitando a donar para llevar ayuda a los damnificados.
Sin embargo, lejos de obtener un dividendo político esta tragedia nos deja varias enseñanzas la primera que a como dice un pasaje bíblico que lo que hace tu mano derecha que no lo sepa la izquierda, esto se puede reflejar en la actualidad con las personas principalmente políticos de cualquier índole que utilizando sus redes sociales ha manifestado que van a ayudar a los afectados de Acapulco algunos pidiendo apoyos de víveres, medicamentos y ropa, lo cual puede verse bien como un acto de solidaridad, lo malo es que estas acciones se ponen entredicho cuando hay exceso de publicaciones de parte de los seguidores de estos personajes políticos con adjetivos de ejemplar, solidario, buena persona, buen ser humano, creando una atmosfera en la que se ve por todos lados que más que ayuda se busca un fin político.
Y es que resulta muy diferente cuando la ayuda solo se pide para poder en verdad llevar algo de beneficio para los cientos de personas que lo perdieron todo, cuando los llamados solo son por ayudar y no hay una exposición mediática excesiva para que todos sepan que se está apoyando a los afectados sino que se usan los medios para en su momento informar a la gente lo recaudado y mandarlo a los afectados como una especie de ejercicio de rendición de cuentas y no como un plan de posicionamiento de imagen positiva.
Hay que reconocer que no todos los políticos hacen escarnio de estas situaciones pero por lo regular muchos si lo aprovechan. Incluso hay algunos que se quieren ver muy empáticos pero al final dan una imagen contraria a lo que según exponen como sucedió con una aspirante a un cargo de elección popular de la CDMX, quien dijo que no iba a comprar por un buen tiempo ropa -dejar de invertir en su guardarropa-, para solidarizarse con las familias acapulqueñas y de esta forma mandarles víveres a algunos afectados. Lo mismo con la propuesta de senadores perredistas que propusieron donar unos cuantos días de su salario cuando hay algunos que exponen que hubiera sido bueno que hasta una quincena pudieran haber dado debido a los salarios que perciben, según ha expresado los afectados que han sido entrevistados por los medios acerca de estas declaraciones.
La ayuda es cierto, debe de fluir de todas partes y lo más que se pueda y si bien es importante que se publicite para que más personas se unan a la causa la forma en cómo se expone en medios al personaje que lo realiza es muchas veces lo que tergiversa estas acciones por lo que si realmente se quiere ayudar se debe pedir el apoyo de todos y ser lo más cuidadosos de no tratar de explotar esta actividad para que la gente los vea como buenos samaritanos, porque cuando las cosas se hacen desinteresadas la misma gente lo reconoce.
Otro de las enseñanzas de esta tragedia en Acapulco, es la realidad de que el cambio climático está cada vez más presente y si no hacemos algo para frenarlo se pueden vivir este tipo de tragedias de forma más contantes por lo que urge que como ciudadanos cuidemos nuestro entorno reforestando nuestras costas o bien evitando desforestarlas, porque las zonas arboladas son barreras naturales contra inundaciones, además de evitar seguir contaminando y fomentar una cultura de la protección civil fuerte que permita a las autoridades y a los ciudadanos no confiarse ante cualquier meteoro que como sabemos puede transformarse en un monstruo en cualquier momento. Aunado a la creación de planes de evacuación para sortear estos temporales, junto con planes de adaptación para el cambio climático.
POR: Sandra Villafuerte