En el Estado de Tabasco, existe una arraigada cultura lacustre y pesquera, es decir, un amplio espectro de la población está familiarizada con, por lo menos, aspectos básicos sobre la pesca en ríos y lagunas, esto, debido a la exuberancia acuática presente por toda la entidad. De este modo es sabido, en términos de la famosa canción, que cuando se va a pescar, se debe procurar no hacer marea porque así las hicoteas, no se podrían chinchorrear, en otras palabras, no se podrían atrapar con el chinchorro, red de pesca.
Tabasco, también es reconocido por su rica biodiversidad, pero también enfrenta desafíos significativos en cuanto a la conservación de sus especies protegidas. Entre estos desafíos, el tráfico y consumo ilegal de especies protegidas se destaca como una amenaza importante para la vida silvestre y los ecosistemas locales. Este fenómeno no solo pone en peligro la supervivencia de numerosas especies, sino que también socava los esfuerzos de conservación y el equilibrio ecológico en la región.
Muchas de estas especies son capturadas ilegalmente para ser vendidas como mascotas, productos de consumo, o para su uso en prácticas tradicionales o rituales. Esta actividad ilegal a menudo opera en redes clandestinas que se aprovechan de la falta de aplicación efectiva de las leyes ambientales y la corrupción de algunos servidores públicos.
En México, la legislación ambiental establece una serie de disposiciones para proteger la vida silvestre y regular el comercio de especies amenazadas. La Ley General de Vida Silvestre y su Reglamento establecen medidas para la conservación, protección y aprovechamiento sustentable de la fauna silvestre, así como sanciones para aquellos que infrinjan estas disposiciones. Además, México es signatario de varios tratados internacionales que regulan el comercio de especies protegidas, como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que prohíbe el comercio no autorizado de especies en peligro de extinción y regula el comercio de otras especies vulnerables.
Consumir especies protegidas en México conlleva implicaciones legales severas. Según la legislación mexicana, la captura, posesión, transporte, comercialización y consumo de especies protegidas sin autorización constituye un delito ambiental, sujeto a penas que van desde multas significativas hasta prisión, dependiendo de la gravedad de la infracción y la especie afectada. Es por ello, que a pesar de que la famosa canción indica una acción efectiva para la captura de la hicotea, también advierte a los pochitoques jahuacteros, la cautela que deben cuidar al salir del popal.
Por: Adán Alonso