Pasada la vorágine de los procesos internos de la cuatroté y de la oposición para designar coordinador de sus estructuras electorales (es decir, candidatos presidenciales), viene la difícil operación de construir un proyecto sobre lo que quedó después de la endeble unidad que existía, antes de que iniciaran las contiendas.
En el lado del llamado Frente Amplio, no es tan complicado, porque ahí finalmente logró darse cierta unidad, antes de que la contienda se pusiera complicada y sólo tuvieron que torcerle un poco la “manito” a Beatriz Paredes para que declinara en favor de Doña Xóchitl.
Lo único que tiene que hacer la candidata, es lidiar con los fuertes intereses de los líderes de los partidos políticos para que no vayan a ser ellos, los que, por sus ambiciones, le den en la torre a un proyecto que es bien visto por la sociedad que nunca ha estado de acuerdo con el estilo de gobernar del presidente López Obrador. Nada fácil, pero tampoco imposible.
Enfrente las cosas no son tan sencillas. De entrada, la salida de la 4T por parte de la corcholata que llevaba asegurado el segundo lugar (y en esencia, el único que podría haberle dado pelea a Claudia Sheinbaum) le puede generar un boquete al proyecto de continuidad que ha propuesto el presidente. Por lo que hasta el momento de redactar esta colaboración se sabe, es ya prácticamente definitiva la salida de Ebrard del grupo gobernante.
Y, aunque con los demás cuadros que compitieron en la contienda interna, parece que no habría problema, es evidente que con algunos sí los hay. El Güero Velasco, se sabía desde un principio, iba para negociar espacios, Fernández Noroña traía una estrategia similar, pero sorprendió a todos al alcanzar el tercer lugar de las encuestas, Monreal sigue negociando la CDMX y Adán… parece que se creyó que en serio podría ganar.
El ex secretario de Gobernación reunió a sus estructuras para aparentar el apoyo de todos a Sheinbaum, pero se ausentó del evento del domingo. En política forma es fondo y ese hecho habla mucho de la molestia de quien se dice, debería ser el dirigente de Morena para el próximo proceso.
La operación cicatriz no será sencilla, pero el librito de la política dice muy claramente, que se debe extender la mano al perdedor, pero se le debe retirar si a la primera no la acepta y además, no le puedes dar toda la confianza a quien ve con recelo tus triunfos. No se deben correr esos riesgos…
Antes de bajarnos del caballito…
Con la confianza de hacer bien las cosas, camina ya por todo el estado Javier May Rodríguez. Su tiempo es ahora…
Por: Fernando Valdes