En los primeros minutos de este miércoles 25 de octubre, el huracán Otis tocó tierra en Acapulco, Guerrero, con fuerza, ocasionando deslaves en las principales carreteras del puerto y dejando a la entidad incomunicada.
Otis, al momento de tocar tierra, fue catalogado como un huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, lo que lo convirtió en una amenaza muy peligrosa.
Sin embargo, la llegada de Otis evoca los recuerdos de otros huracanes devastadores que han afectado distintas regiones de México en el pasado.
Hace 26 años, también en el mes de octubre, el huracán Paulina azotó a Acapulco, siendo uno de los ciclones más intensos en su momento. Paulina causó la muerte de 228 personas y dejó más de 150,000 damnificados en su paso. Inicialmente tocó tierra en Chiapas y luego arrasó con Puerto Escondido, Oaxaca.
El huracán Wilma, hasta 2005, era considerado el huracán más destructivo que había golpeado México. El 21 de octubre, Wilma tocó tierra en Cozumel como un huracán de categoría 4 y afectó a Cancún y la Riviera Maya. La Asociación Mexicana de Seguros (AMIS) reportó daños significativos en la zona hotelera de Quintana Roo, con pérdidas equivalentes a $1,752 millones de dólares.
Otro huracán que dejó una profunda huella en México fue Gilberto. En septiembre de 1988, Gilberto alcanzó la categoría 5 y tocó tierra en Cozumel antes de azotar Cancún. Luego, regresó al Atlántico y afectó estados del noreste de México, incluyendo Nuevo León y Coahuila. El saldo reportado en ese momento fue de 225 muertos, la mayoría en Nuevo León, y más de 140,000 damnificados debido al paso de este huracán.
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