Inmediatamente después que el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer que la tasa de participación en las elecciones judiciales osciló entre 12.57% y 13.32%, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo difundió un video donde reivindicó que los resultados fueron “todo un éxito”, pues participaron “cerca de 13 millones de mexicanas y mexicanos” en un “proceso transparente”, que hizo de México “el país más democrático del mundo”.
Sin reconocer que la participación se encuentra muy por debajo de las expectativas del gobierno federal y de Morena –los dos principales promotores de los comicios, derivados de la reforma judicial impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador–, la mandataria refrendó que los resultados demuestran que su administración no pretendió controlar al Poder Judicial de la Federación a través de la elección.
“¿Qué sentido tendría hacer una elección universal? Mejor hubiésemos cambiado la Constitución para poner ministros a modo, como se hizo en el pasado. En vez de ello, tomamos la mejor alternativa: que el pueblo decida”, aseveró la presidenta, quien insistió en que “las campañas fueron austeras y la votación libre”.
Más que los resultados, la tasa de participación se convirtió en el indicador para medir el éxito de la elección judicial, pues reflejaría el poder de convocatoria del gobierno y el músculo político de Morena, en un proceso electoral complejo, donde no hubo recursos públicos distribuidos a los partidos políticos ni participación de las militancias.
Todavía ayer, la propia Sheinbaum exhortó la población a salir a votar, y rechazó las acusaciones de que el proceso electoral estuvo amañado para que el gobierno se hiciera del poder judicial.
Con una tasa de abstención superior al 86%, Morena no llegó a su meta de movilizar a por lo menos el 20% del padrón electoral; sin embargo, los escasos votantes garantizan al partido guinda y al gobierno federal que sus candidatos afines asumen las riendas de los 881 cargos del Poder Judicial de la Federación que se renovaron hoy, incluyendo las 9 ministraturas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
En otras palabras: para el oficialismo, la baja participación representa una derrota política, pero la elección judicial en sí le otorga un poder más profundo, pues le asegura el control sobre el sistema judicial. De hecho, Sheinbaum ya adelantó, a días de conocer los resultados de las elecciones, que “con el nuevo Poder Judicial se hará realidad el anhelo juarista, de al margen de la ley nada, por encima de la ley, nadie”.
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