Durante la solemne misa que marcó el inicio del pontificado del Papa León XIV, algunas de las mujeres más importantes de la realeza europea lucieron atuendos blancos, una elección cargada de simbolismo, pues el protocolo indica que sólo algunas mujeres pueden hacerlo. Pero, ¿quiénes pueden vestir de blanco ante el Papa?
¿Qué miembros de la realeza acudieron a la misa del Papa León XIV?
Este fin de semana, la Plaza de San Pedro se convirtió en el escenario principal de una ceremonia histórica. Reinas y princesas de casas reales católicas acompañaron al nuevo Papa León XIV en su misa inaugural, marcando el inicio de su pontificado.
Entre las asistentes destacaron la reina Letizia de España, la reina Matilde de Bélgica, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo y la princesa Charlene de Mónaco. Todas ellas usaron vestidos blancos impecables, en señal de respeto y siguiendo un estricto protocolo.
Este evento no solo marca el comienzo del pontificado del Papa León XIV, sino que también refleja la permanencia de tradiciones simbólicas dentro de la diplomacia vaticana.
¿Por qué algunas reinas pueden vestir de blanco frente al Papa?
Aunque el protocolo del Vaticano indica que las mujeres deben vestir de negro con mantilla al visitar al Papa, existe una excepción conocida como privilegio del blanco, un código de vestimenta que es exclusivo para ciertas consortes reales en presencia del Sumo Pontífice.
El blanco, reservado para un número reducido de mujeres de la realeza, representa pureza, paz y cercanía con la Santa Sede. Este gesto no es casual, sino una expresión protocolaria que indica el rango como esposas de monarcas cuyos países se declaran católicos y cuyas casas reales católicas mantienen lazos fuertes con el Vaticano.
¿Qué requisitos deben cumplir los atuendos del privilegio del blanco?
No cualquier prenda blanca es apta para este privilegio. Las reinas que lo ostentan deben seguir una etiqueta estricta: los vestidos blancos deben ser de corte recatado, sin escotes, con mangas largas y en telas opacas, sin transparencias ni adornos llamativos.
En cuanto a la mantilla blanca, además de complementar el atuendo, es un símbolo de humildad y tradición católica, la cual debe colocarse sobre un peinado sencillo que no llame mucho la atención, cubriendo parte del cabello en señal de respeto ante el Papa.
Este privilegio no se concede a todas las mujeres de la realeza. Solo unas pocas consortes católicas lo poseen: entre ellas, las reinas de España y Bélgica, la gran duquesa de Luxemburgo y la princesa de Mónaco. Además, su uso está reservado únicamente a eventos de carácter religioso en el Vaticano, como audiencias privadas, canonizaciones o misas papales solemnes, como la que se celebró este fin de semana.
La elección del blanco por parte de estas royals no solo llamó la atención por su elegancia, sino por el peso histórico y espiritual que representa.
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