En la reciente cumbre del G7, celebrada en Kananaskis, Alberta, Canadá, tuvo lugar un momento histórico no solo para México, sino para el escenario geopolítico global: la presidenta Claudia Sheinbaum se reunió por primera vez con el primer ministro de la India, Narendra Modi.
Más allá del protocolo diplomático, este encuentro simboliza una nueva alianza entre los dos jefes de Estado con mayor aprobación ciudadana en el mundo. Según diversas mediciones globales, Sheinbaum y Modi encabezan los rankings de popularidad con cifras que superan el 60 % y 70 %, respectivamente. Pero no se trata solo de números: ambos líderes encarnan proyectos de transformación con fuerte respaldo popular y una visión de justicia social.
Durante su diálogo bilateral, Sheinbaum y Modi coincidieron en fortalecer la cooperación en temas estratégicos como tecnología, inteligencia artificial, salud, semiconductores y desarrollo científico. Modi celebró el ascenso histórico de la primera mujer presidenta de México y reconoció el interés de nuestro país por estrechar lazos con India en materia de innovación digital.
Este intercambio se da en un contexto donde ambos países enfrentan desafíos similares: brechas sociales, necesidad de infraestructura tecnológica y el impulso a una transformación económica con rostro humano. De ahí la relevancia de mirar hacia el modelo indio como una guía útil para el desarrollo tecnológico mexicano.
India no solo es un gigante demográfico o económico, sino también un laboratorio global de inteligencia artificial aplicada con enfoque social. Estos son cinco pilares que explican su éxito y que México podría adaptar:
1. IndiaAI: Una plataforma nacional que articula educación, investigación, startups, políticas públicas, datos y modelos abiertos. Un ecosistema coordinado, abierto y accesible.
2. Centros de excelencia: Laboratorios especializados en salud, agricultura, gobernanza y educación, impulsados con inversión público‑privada.
3. Inclusión lingüística y digital: Modelos como Bhashini permiten traducir IA a múltiples lenguas locales; plataformas como iGOT entrenan a funcionarios mediante IA conversacional.
4. Alianzas reguladas: Microsoft, Intel y Google colaboran con el Estado indio en proyectos de IA sin comprometer la soberanía tecnológica.
5. IA para la equidad: Tecnologías aplicadas al campo, la salud rural, la educación personalizada y la gestión de emergencias climáticas.
Sheinbaum ha dejado claro que la tecnología será pilar de su sexenio. El respaldo popular que la acompaña —reflejo de una ciudadanía que apuesta por la transformación— le otorga legitimidad para tomar decisiones estructurales. Y es precisamente ahora, al inicio de su mandato, cuando puede sembrar las bases de una política digital nacional con equidad, ética y visión de largo plazo.
El encuentro con Modi no fue solo simbólico: fue estratégico. India representa el espejo más realista para México: una nación del Sur Global, con enorme diversidad, que apostó por la inteligencia colectiva y la tecnología para el bien común.
La presidenta Claudia Sheinbaum y el primer ministro Narendra Modi son los líderes más aceptados del mundo hoy por hoy, no por discursos vacíos, sino por ofrecer a sus pueblos transformación con resultados, innovación con sentido y tecnología con dignidad.
El diálogo entre ambos puede marcar el inicio de una nueva ruta de cooperación: entre democracias vibrantes, entre países con alma y futuro, entre pueblos que quieren crecer sin perder su identidad.
Si México se inspira, podrá construir una inteligencia artificial que entienda al país: que hable en náhuatl, en maya, en tsotsil… que cuide la tierra, que salve vidas, que acompañe sin excluir. Una IA al servicio del pueblo.
¿Dónde estamos en la carrera global por la IA?
A nivel mundial, los países que encabezan el desarrollo de la inteligencia artificial no solo marcan el ritmo tecnológico: están definiendo el futuro económico y geopolítico. Estados Unidos lidera con amplia ventaja gracias a su ecosistema de innovación, inversión masiva y generación de talento. China lo sigue de cerca con un modelo agresivo y respaldado por el Estado. Reino Unido, Alemania, Canadá, Francia, Israel, Corea del Sur e India también forman parte del bloque que no solo adopta IA: la crea.
India, en particular, se ha posicionado como referente en la regulación ética y responsable, convirtiéndose en un actor emergente con liderazgo técnico. El reciente encuentro entre Sheinbaum y Modi es también una invitación a mirar con seriedad hacia modelos funcionales que pueden fortalecer nuestro propio desarrollo.
México, aunque ha dado pasos importantes, todavía no figura entre los protagonistas globales. Nos encontramos en un nivel medio dentro de América Latina, con avances puntuales en educación, emprendimiento y sector público. Sin embargo, seguimos careciendo de una estrategia integral, de infraestructura suficiente y, sobre todo, de una inversión decidida.
Estamos ante una disyuntiva histórica: o somos actores del nuevo orden digital, o quedamos relegados.
Lo que México debe acelerar:
- Formación de talento nacional en IA, desde nivel técnico hasta posgrados especializados.
- Inversión pública y privada en infraestructura, incluyendo supercomputadoras, centros de datos y semiconductores.
- Impulso a startups nacionales con fondos de riesgo, incubadoras y estrategias de escalamiento global.
- Regulación moderna, que promueva la innovación con ética, sin frenar el avance.
- Colaboraciones internacionales estratégicas que respeten nuestra soberanía tecnológica y aporten valor local.
La inteligencia artificial no es una moda ni un lujo: es la columna vertebral de la economía del presente. Quedarnos rezagados no es opción. México tiene con qué, pero debe acelerar a tiempo.










