Esta mañana, durante la conferencia del pueblo, la secretaria de Cultura Claudia Curiel de Icaza dio a conocer ante la presidenta Claudia Sheinbaum el lanzamiento de un proyecto que vibra con esperanza y compromiso: “México Canta. Por la paz y contra las adicciones”, un concurso binacional de música que busca abrir caminos creativos a jóvenes de entre 18 y 34 años, tanto en México como en Estados Unidos.
Se trata del primer concurso de este tipo impulsado por el Consejo Mexicano de la Música, que no solo promueve nuevos talentos, sino que pone al centro la reconstrucción del tejido social a través del arte y la cultura. Porque la música es más que entretenimiento: es identidad, es memoria, y puede ser también un acto de resistencia frente a la violencia, la desigualdad y la marginación.
“México Canta” invita a jóvenes intérpretes y compositores, de origen mexicano o mexicoamericano, a presentar canciones en géneros tradicionales —como mariachi, bolero, banda, corrido, duranguense o tropical—, así como fusiones con rap, pop, rock y hip hop. Además, se permite la participación en español, lenguas originarias y espanglish, reconociendo así la riqueza multicultural de nuestra nación y su diáspora.
Este certamen se desarrollará en cuatro fases, desde una primera selección digital hasta presentaciones en vivo, con etapas estatales, regionales y una gran final en Durango el próximo 5 de octubre. Los premios incluyen contratos discográficos, mentorías y producción de materiales profesionales para quienes resulten ganadores por decisión del público o del jurado.
Pero más allá de los galardones, lo que realmente se premia es el mensaje: una nueva música mexicana que rechace la apología de la violencia y la denigración de la mujer, que eleve la voz de quienes cantan desde el corazón, con valores, con verdad.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido una aliada permanente de estos esfuerzos. Su gobierno ha puesto en el centro a las juventudes, convencida de que la paz se construye con oportunidades reales, no con represión. Programas como este son reflejo de su compromiso con el arte como herramienta de transformación y con una política cultural que no margina, sino que incluye, abraza y potencia.
Porque sí: necesitamos más música, más espacios para la expresión, más puentes entre generaciones. Pero también hay que decirlo con claridad: estos grandes proyectos deben garantizar que todas y todos se integren. No podemos permitir que los filtros excluyan a quienes más lo necesitan.
Demostremos que las y los mexicanos llevamos la voz cantante, pero también el oído abierto y el corazón dispuesto a transformar el dolor en belleza, y el talento en futuro.
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Grace Bravata (AM)











