El anís es ampliamente conocido por sus propiedades para mejorar la digestión y el sistema respiratorio. Es frecuente prepararlo en infusiones, algunas de éstas combinadas con manzanilla, para favorecer la digestión y desinflamar el estómago.
En México, sus dos variedades, tanto la verde (Pimpinella anisum), como la estrellada (Illicium verum), son muy utilizadas. La primera se caracteriza por su sabor más suave y dulce, mientras que la segunda es más fuerte y especiada.
Ambas variedades tienen en común la presencia del anetol, que es el compuesto orgánico responsable de su inconfundible aroma, si bien el anís estrellado proviene de un árbol y el verde de una planta.
De acuerdo con el “Atlas de las plantas de la medicina tradicional mexicana” de Argueta y Cano (1996), el anís ha tenido múltiples usos en nuestro país, para aliviar los cólicos o incluso para propiciar la producción de leche materna.
Se han reseñado una gran variedad de propiedades, además de las digestivas y respiratorias, como su contenido en varios minerales como calcio, fósforo, zinc, magnesio y potasio, así como expectorante.
Sin embargo, han sido menos difundidas sus propiedades como antioxidante. Un estudio de 2003, realizado por İlhami Gülçın y publicado en la revista Food Chemistry, mostró una fuerte actividad del anís como antioxidante al encontrarse en forma de aceite.
Además, ha sido relacionado con la producción de colágeno y como sedante, lo que actuaría favorablemente en cuanto a la elasticidad y tersura de la piel, mientras que por el otro como relajante de los músculos faciales.
Algunos productos cosméticos como cremas y mascarillas utilizan como ingrediente el anís estrellado principalmente, aunque aún faltan estudios que confirmen todos los beneficios que podría aportar este ingrediente a la piel.
En 2012, Asie Shojaii y Mehri Abdollahi Fard publicaron un artículo en el que revisaron los diferentes estudios realizados hasta entonces sobre el anís estrella y su actividad antimicrobiana, antifúngica, antiviral, antioxidante, relajante muscular, analgésica y anticonvulsiva, así como diferentes efectos sobre el sistema gastrointestinal de las semillas de anís.
“Debido al amplio espectro de efectos farmacológicos y a los muy pocos estudios clínicos de Pimpinella anisum, se recomiendan más ensayos clínicos para evaluar los efectos beneficiosos de esta planta en modelos humanos y la síntesis de nuevos fármacos a partir de los ingredientes activos de esta planta en el futuro”, dijeron los científicos en torno al potencial del anís estrella.
Por otra parte, se debe tener cuidado, pues como advierten Casanova y Calzado del Hospital Universitario del Vinalopó en Elche (dentro de la provincia española de Alicante), debido a la utilización para tratar el cólico del lactante se han registrado “casos de intoxicación con manifestaciones neurológicas y gastrointestinales fundamentalmente en lactantes menores de 3 meses”.
“Sin poner en duda la eficacia de las plantas medicinales, existe una falsa percepción de seguridad y de ausencia de efectos secundarios en su uso, llegando en muchas ocasiones las familias a obviar estos datos en la anamnesis inicial. Esta impresión de inocuidad hace que continuemos observando toxicidad debido a la ingesta de algunas de estas plantas”, mencionan.
En ese sentido, lo mejor es consultar siempre con un especialista antes de utilizar ingredientes que, aunque sean naturales, no quiere decir que no puedan generar problemas de salud debido a su uso prolongado o a dosis no adecuadas.
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