Los procesos de selección de los Comités de Evaluación para elegir los mejores perfiles de aspirantes a personas juzgadoras a concluido a nivel federal. A la par, las autoridades electorales avanzan a marchas forzadas con la organización de la elección que deberá celebrarse el próximo uno de junio. Paulatinamente, la reforma al Poder Judicial se va concretando.
Lo que sigue es una pausa de casi dos meses en los cuales las futuras personas candidatas deberán irse preparando para temas como la fiscalización, la cual será todo un reta debido a la cantidad de registros. Por su parte, el Instituto Nacional Electoral iniciará la capacitación del funcionariado de los centros de votación y la socialización de los procesos electorales porque, recordemos, tendremos elecciones concurrentes federales y locales.
Este periodo previo a las campañas nos debe servir para reflexionar cuál será nuestro papel en el siguiente tramo de la implementación de la Reforma al Poder Judicial. Existen muchas voces que llaman a la abstención del voto, a una participación más activa de parte del gremio jurídico. En medio de todo ese ruido hay dos sectores muy importantes: las personas usuarias del sistema de impartición de justicia y quienes aparecerán en las boletas.
Es indispensable que las autoridades que estén implicadas en la construcción de lo que será el nuevo sistema de impartición de justicia, por lo menos en cuanto a personas juzgadoras se refiere, centren su atención en las víctimas, en las infancias, en poblaciones en históricamente vulnerables, pero también en los comerciantes y grandes empresas. Esto, porque la impartición de justicia no debe ser selectiva, sino equitativa.
Para lograr lo anterior no basta con quitar y poner jueces, juezas, magistraturas, ministros y ministras. Es necesario continuar con una reingeniería normativa, con el fortalecimiento de las fiscalías, las defensorías públicas y los centros de soluciones alternas de conflictos. La tarea está inacabada y no podemos quitar el dedo del renglón.
Si bien lo anterior es importante, igual de primordial es que las futuras candidaturas tomen una sana distancia del ruido político y social con la finalidad de establecer con claridad las propuestas que nos han de brindar. El papel de las personas juzgadoras es sumamente complejo porque, si bien es necesario tengan el pulso del clamor popular, este no puede ni debe influenciar sus decisiones o, en este caso, las propuestas de campaña.
Como dije: la impartición de justicia no debe ser selectiva. Debe tratar de forma equitativa a todas las personas y tomar noticia del contexto social, sin que esto implique emitir una sentencia con base en quien vota por mi o quien gobierna. La toga exige soledad, pero no aislamiento.
Por: Santiago Chable (WCLS)










