Me referiré al bochornoso incidente en el que se vio envuelto el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, quien faltó el respeto a las madres buscadoras de hijos desaparecidos.
Todo ocurrió cuando un grupo de madres y esposas de desaparecidos realizaban un plantón a las afueras de la sede de SEGOB en la Ciudad de México, exigiendo atención y acción oportuna por parte de la dependencia de López Hernández, quién al salir al encuentro de las plantonistas, exhibió su naturaleza, esa actitud imposible de esconder ni en el mas fino traje, ni en la corbata de moda.
Las afectadas lo increparon, demandando al responsable de la política interior del país, una reunión formal, él les reviró que ya las estaba atendiendo ahí, en la banqueta; inconformes con la respuesta recibida, las buscadoras elevaron el tono de sus críticas, López Hernández exasperado, cuestionó a una de las manifestantes: “¿a ver señora, usted confía en mí”? y la respuesta sin duda le dolió hasta el fondo de su ego: “no”. De inmediato, el notario y gobernador con licencia, con el rostro descompuesto por la rabia, le reviró que el tampoco confiaba en ellas.
Las madres buscadoras desconfían de las instituciones que en ese momento representaba Adán Augusto López Hernández, porque han pasado sexenio tras sexenio, sin que cuenten con el mínimo apoyo de las autoridades en su incansable búsqueda. Alejandro Encinas, el Subsecretario de Gobernación encargado de atender este asunto, simple y sencillamente ha sido tan ineficaz como sus antecesores en las administraciones de Fox, Calderón y Peña Nieto, baste recordar que la cifra de desaparecidos en México supera los 100 mil casos.
¿Qué demostró el Secretario de Gobernación con esta actitud, con esa respuesta? Una total y absoluta falta de empatía con las madres buscadoras, indolencia, misoginia e intolerancia. A López Hernández no le gusta dialogar cuando tiene que asumir compromisos, mire usted si no es una burla canalizar a una de las madres buscadoras con el Lic. Palomera, ex administrador de una radiodifusora local e integrante del gabinete estatal en el inicio del sexenio adancista e incorporado luego a SEGOB.
Mostró también su verdadero perfil político, no el que pretende vender como corcholata presidencial al reunirse con empresarios, académicos y sociedad civil de los estados del Centro, Occidente y Norte de la república, a quienes intenta convencer de su proyecto de reconciliación nacional.
López Hernández es un político tropical que ha logrado escalar los peldaños que le llevaron a ocupar el cargo que hoy ostenta, comprando conciencias, votos, porque lo suyo no es la construcción de acuerdos a base de compromisos e ideales que desde la Casona de Bucareli promovieron entre otros, el mismísimo Benito Juárez, Melchor Ocampo, Sebastián Lerdo de Tejada, Ignacio L. Vallarta, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Lázaro Cárdenas del Río y Jesús Reyes Heroles, por citar algunos.
A las familias buscadoras de desaparecidos les asiste la razón de desconfiar de quien representa al Estado Mexicano, porque mientras ellas comenzaban la dolorosa marcha por veredas y ranchos en busca de fosas clandestinas, López Hernández gozaba de las mieles del poder en el PRI; luego, como buen trapecista político se fue al PRD para recalar en MORENA, a donde llegó no a formarse en la fila, sino a avasallar y lograr el control local de ese instituto político hoy nutrido por quienes hasta hace unos cuantos años, consideraban a López Obrador como un peligro para México.
La arrogancia de Adán Augusto López Hernández fue condenada y severamente criticada por organizaciones ciudadanas que han contribuido a la construcción democrática que MORENA está empeñado en destruir. Así, la Comisión Mexicana de Defensa y Protección de los Derechos Humanos, calificó de insensible y arrogante al titular de SEGOB, por el trato dado a las familias buscadoras de desaparecidos; recordándole su obligación de atender sus demandas de verdad, justicia y reparación.
La CMDPH le recordó a López Hernández que “las violaciones graves a derechos humanos que éstas y muchas otras víctimas han sufrido y continúan sufriendo en México, han sido cometidas por el Estado Mexicano o con la tolerancia, apoyo o aquiescencia de sus agentes y que, además, ha sido plenamente reconocidas por el actual gobierno…La respuesta que como representante del Estado dio a los colectivos, les revictimiza y evidencia la indolencia del gobierno. Revictimizar a quienes han sufrido un crimen atroz como la desaparición forzada de personas, al decir que no confía en una madre de un desaparecido, desdeña su sufrimiento y omite flagrantemente sus obligaciones constitucionales”
Si algo es rescatable del desencuentro referido es que López Hernández no tendrá que invertir un slogan de su eventual campaña presidencial, ya lo tiene: ¿usted confía en mí?
POR: Dolores Gutiérrez Zurita
