El Musevi está vivo. A unos les gusta, a otros no, unos quieren que se le dé mantenimiento y otros que lo derriben. La ciudadanía es la que toma y utiliza, porque está ahí y porque puede; la música, la danza, la pintura y la poesía nos define y hay que permitirles su espacio.
El domingo pasé por el MUSEVI alrededor de las 6 de la tarde. Había chicas y chicos de distintas edades y otros de mayor edad (como su servidor); ahí esperamos a que comenzara el concierto. Varios jóvenes compartieron su ritmo y letras, cantando y rapeando, haciendo que la gente tarareara y también bailara. Todos los reunidos pasamos un momento agradable entre humanos, garzas, coatís y cocodrilos.
Ver la alegría de las personas, niños y adultos, no tiene valor; y esperar que esto se esté realizando cada fin de semana sería espectacular tanto para los que vivimos en la ciudad como para los que nos visitan.
Si esto hacen los ciudadanos con el Musevi cerrado, ¿que harían si su piso elevado estuviera abierto? Seguro harían un concierto en la terraza para que todas las familias y turistas que caminan por el Tomás Garrido lo escucharan; pondrían una muestra de arte o de fotografía; los que ahí estuviéramos estaríamos tomando café, acompañado de un pedacito de chocolate tabasqueño, lo disfrutaríamos y contaríamos a nuestros familiares y amigos de cómo la pasamos.
Ya basta de pretextos, pensemos en nosotros, en todos nosotros, hagamos de Villahermosa lo que es y puede ser, esa ciudad única con una laguna en su interior, un parque museo al aire libre, más de dos malecones y un paso elevado en su avenida principal, dedicado a eventos que la ciudadanía decida realizar. Todo eso entre muchas otras cosas maravillosas que tiene nuestra capital y nuestro estado.
Como diría el ciclista, ES TIEMPO DE CAMBIOS.
POR: Alejandro Frías










