En un mundo cada vez más digitalizado, la desinformación y la polarización se han convertido en fenómenos que erosionan la estabilidad social y la confianza en las instituciones democráticas. México, y en particular Tabasco, no han sido ajenos a estos desafíos, donde la propagación de contenido engañoso ha generado confusión y desconfianza.
Estos fenómenos, cuando se combinan con el uso de inteligencia artificial (IA) para la generación de contenido falso, adquieren una capacidad sin precedentes para manipular la percepción pública.
La desinformación consiste en la creación y propagación intencional de información falsa o engañosa con el objetivo de distorsionar la realidad o influir negativamente en la opinión pública. Este tipo de contenido, amplificado por las redes sociales y los medios digitales, puede afectar gravemente la cohesión social y la confianza en las instituciones.
El auge de la IA ha facilitado la producción de contenido manipulativo a gran escala. Imágenes hiperrealistas, audios falsos y textos elaborados con precisión periodística son ahora herramientas accesibles que pueden ser utilizadas para difundir información engañosa de manera masiva y rápida.
Las consecuencias de este fenómeno son profundas. En procesos electorales, la desinformación puede alterar la percepción de los votantes, cuestionando la legitimidad de los resultados (me recuerda la pasada elección de Estados Unidos). En el ámbito social, la polarización impulsada por estas campañas informativas crea divisiones profundas entre sectores de la población, dificultando los consensos y la colaboración comunitaria.
Para contrarrestar esta problemática, es fundamental que la ciudadanía desarrolle herramientas de pensamiento crítico, alfabetización mediática y no caer en las mentadas rumorologías dijera un ex gobernador de Tabasco.
Algunas acciones clave para identificar contenido engañoso son:
1. Verificar la fuente: Analizar la trayectoria y confiabilidad del medio o autor que publica la información.
2. Contrastar con fuentes oficiales: Comparar el contenido con medios de comunicación y fuentes institucionales reconocidas.
3. Detectar señales de manipulación: Los titulares sensacionalistas, errores gramaticales y la falta de atribución clara suelen ser indicadores de contenido falso.
4. Utilizar herramientas de verificación: Plataformas como FactCheck.org y Snopes permiten identificar noticias falsas de forma rápida.
El papel de las instituciones es igualmente determinante. Los gobiernos, medios de comunicación y empresas tecnológicas deben colaborar para implementar regulaciones efectivas y fomentar la educación digital desde una perspectiva crítica e inclusiva.
En el caso particular de Tabasco, es importante señalar que, pese a los recientes acontecimientos, la ciudadanía no debe caer en la trampa de las notas amarillistas que buscan desprestigiar al gobierno actual. Compartir información no verificada o alarmista solo contribuye a generar desconfianza y desestabilidad entre la población, afectando el tejido social y dificultando la búsqueda de soluciones reales.
Vale la pena mencionar el reciente apagón global de ChatGPT, este evidenció los riesgos de la dependencia tecnológica y cómo la manipulación de información puede agravarse en estos contextos. La interrupción del servicio afectó a millones de usuarios, paralizando flujos de trabajo y mostrando la vulnerabilidad de la sociedad frente a la desinformación automatizada. Esto nos recuerda que, aunque las herramientas de IA son poderosas, no están exentas de fallos y pueden ser usadas con fines poco éticos.
El fenómeno de la desinformación no es exclusivo del entorno digital, pero la velocidad con la que se propaga en plataformas impulsadas por IA exige una mayor conciencia y corresponsabilidad. La estabilidad democrática depende de una ciudadanía informada y crítica, capaz de discernir entre información verídica y manipulaciones interesadas.
En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la verdad y la transparencia deben ser los pilares que guíen nuestro actuar colectivo.
Por: Grace Bravata










