La autoridad electoral ha dado a conocer resultados oficiales de los comicios del 2 de junio.
De esta manera, se ha investido de legalidad –a partir de su última etapa– un proceso que estuvo viciado de origen por la violación sistemática de la ley, la intervención ilegal de autoridades, el derroche de recursos y la manipulación de programas sociales.
Todavía durante la jornada electoral, la maquinaria del estado y grupos de la delincuencia organizada, recurrieron a las amenazas contra representantes y contra funcionarios de casilla para que no acudieran a las casillas, así como a la descarada compra de votos.
Para ser procesos democráticos, todas y cada una de las etapas de una elección deben estar regidas por el cumplimiento de la ley y apegadas a los principios universales de equidad, igualdad.
Lo que indican las cifras oficiales y las constancias de mayoría entregadas al oficialismo, es el éxito alcanzado por quienes, desde el poder, diseñaron una estrategia que no reparó en violar la ley con tal de no ser llamados a cuentas por el desastre que han generado a raíz de la ineptitud, la corrupción y la indolencia que los caracteriza.
Pueden hacer propaganda y cuentas alegres, pero la verdad es que los votos depositados en las urnas a partir de una elección de estado como la que vivimos en este 2024, no reflejan la realidad de Tabasco.
Morena es, en todo caso, la primera minoría.
En 2018, ganaron con el voto de los 61% de los tabasqueños inscritos en la lista nominal. Seis años después, sólo los apoya el 42 por ciento del padrón.
Eso sí, en la oposición tenemos que aceptar que no supimos construir una propuesta atractiva que movilizara a los tabasqueños hartos de la inseguridad, a esas familias que viven con miedo, que se encierran en sus casas a las 6 de la tarde, a esos micro y pequeños empresarios que además de pagar impuestos, tienen que pagar derecho de piso a la delincuencia organizada.
Tampoco supimos decirle a los tabasqueños que aspirar a vivir mejor, a tener más de dos pares de zapato y ropa suficiente, no es un pecado; y que lo que sí es pecado es pretender mantenerlos pobres por siempre, comiendo de las manos de los “Siervos de la Nación”, como estrategia electoral.
También, tenemos que admitir que por mezquindades, dimos en realidad muy poca batalla y hubo quienes incluso callaron, frente a los farsantes que hablan de honestidad pero tienen marcada en la frente, con tinta imborrable, el estigma de la corrupción.
Creo firmemente en la necesidad de evidenciar legalmente todas las violaciones sistemáticas a la ley en todas las etapas del proceso electoral; guardar silencio nos hace cómplices y nos condena a legitimar la ilegalidad, sobre todo si aspiramos a exigir el respeto a la pluralidad y a la diversidad de ideas y a no claudicar a tener un país donde existan pesos y contrapesos.
En estas ocasiones se acostumbra desear éxito a las autoridades electas.
Siento no poder hacerlo, porque desear éxito a un modelo de gobierno que ya conocemos, probadamente ineficiente y corrupto, incapaz de mostrar la mínima empatía con las víctimas y que abraza a los delincuentes, es tanto como desear que sigan la inseguridad, la pobreza y el atraso que tanto lastiman a las familias tabasqueñas.
De modo tal que perdónenme, pero lo que deseo es que este gobierno fracase a nivel estatal y a nivel nacional, porque lo que buscan es el dominio autoritario y hegemónico, la vuelta a la presidencia imperial, la desaparición del INE y de los órganos autónomos, así como el control populista del Poder Judicial; todo ello mientras consolidan a grupos políticos y económicos, de amigos y familiares, para saquear el presupuesto público.
Lo que deseo, en todo caso, es que los tabasqueños abran los ojos y se den cuenta que podemos estar mejor; que merecemos más de lo que nos ofrece este gobierno. Que el modelo de Morena de repartir el dinero del presupuesto en vez de generar riqueza, sólo nos condena a que Tabasco se siga retrasando y alejando del progreso.
Como ex candidata del Partido Acción Nacional y del Partido Revolucionario Institucional, estoy muy agradecida por el respaldo obtenido de parte de tabasqueños que confiaron en nuestra propuesta.
A todos ellos y a los ciudadanos que decidieron no participar en este proceso electoral, casi el 40 por ciento del padrón, les ofrezco mi compromiso de seguir trabajando, hablando claro y fuerte, para visibilizar la realidad del estado y del país.
Guardar silencio no es una opción.
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FOH