A mitad del siglo XIX, el petróleo que se obtenía (a poca profundidad o inclusive a ras de suelo) se destilaba para obtener Keroseno con el fin de sustituir el aceite de ballena que se utilizaba para encender lámparas que alumbraban las calles e inclusive el interior de las casas. También se obtenían ceras y lubricantes, pero para producir todo lo anterior se generaban como desperdicio grandes cantidades de un líquido muy ligero y extremadamente combustible, que como no tenía uso en ese tiempo se tiraba en lagunas y ríos en grandes cantidades, ya que en ese entonces no se tenía la conciencia ecológica que ahora se tiene (y falta mucho más).
A los pocos años aparecieron los primeros automóviles y entonces ese líquido muy ligero y extremadamente combustible que antes se tiraba, la gasolina, se empezó a utilizar en los automóviles para que estos se pudieran mover de forma autónoma. Actualmente el 80% del petróleo se transforma en productos que se pueden comercializar; el 20% restante se utiliza para producir calor con el fin de realizar otros procesos que se llevan a cabo en una refinería. De ese 80%, entre el 75 y el 85% termina convirtiéndose en combustible para vehículos de transporte y otros motores de combustión interna.
Refinación: El petróleo entra a la torre de destilación para ser separado en diversos componentes. En esta torre mediante la aplicación de temperatura, se separa primero el gas ligero a 150 grados centígrados, luego la gasolina a 200 grados, el kerosene (combustible para aviones) a 300 grados y el diésel a 370 grados centígrados; después en un destilador al vació (a una milésima de atmósfera) en conjunto con calor, se obtienen lubricantes, ceras y otros productos químicos. Con lo anterior se puede observar que para obtener los otros derivados del petróleo que utilizamos en nuestra vida diaria (por obtenerse a temperaturas mayores con los procesos actuales), se producirían cientos de millones de toneladas de combustibles que no se utilizarían si la mayoría de los vehículos de transporte son eléctricos o utilizan hidrógeno. Si los humanos queremos dejar de quemar combustibles fósiles, tendríamos que buscar un lugar donde ponerlos para poder utilizar los demás derivados del petróleo. Si se decide descarbonizar la industria de manera abrupta, el negocio del gas natural desaparecería casi por completo y la industria petrolera se reduciría a 1/4 de lo que es ahora, produciendo solo químicos y plásticos. De acuerdo con los expertos, solamente sería necesaria una gran planta por continente para distribuir lo que necesitamos.
En estos momentos la oferta y demanda de los productos derivados de petróleo se encuentra balanceada y serán necesarias nuevas tecnologías (por ejemplo FCC Fluid Catalytic cracking) para poder separar de manera exacta el tipo de producto derivado que se desea. Las refinerías como las conocemos actualmente se tendrían que modificar para poder obtener solamente los derivados del petróleo que necesitamos. Otra opción sería ir sustituyendo esos materiales por otros con características similares pero de diferente procedencia.
No debemos perder de vista que nuestro objetivo primordial es mitigar el cambio climático y lograr emisiones neutras de CO2 como sociedad a nivel mundial. El CO2 se puede combinar con el hidrógeno para producir monóxido de carbono que se utiliza en otros procesos para obtener diversos productos químicos; se están desarrollando tecnologías para capturarlo y colocarlo bajo tierra nuevamente, lugar donde molecularmente llevaba millones de años enterrado. En refinerías y plataformas la quema de gas en mecheros libera 400 millones de toneladas de CO2 equivalente por año a nivel mundial (Financial Times), práctica que debería ser prohibida y solo utilizada en casos de emergencia. El cobro de multas por emisiones de CO2 que generan las empresas, multas que se aplican en algunas partes del mundo, ayudará a que todos seamos más conscientes respecto a las emisiones de este gas.
Añado que lo que comemos y nuestros residuos generan entre el 8 y 10 por ciento de gases de efecto invernadero, y nuestros océanos se han convertido en los grandes basureros del mundo. Si el mercado de los combustibles empieza a disminuir, los productores de gas y petróleo tendrían que adaptarse.
Vivir de manera sustentable no necesariamente significa utilizar un auto eléctrico o tener paneles solares en casa; ser sustentable es una forma de vida en la que ahorramos agua y energía usándola solo cuando es necesario, no tiramos basura en la calle, nos movemos de manera ordenada por la ciudad y realizamos acciones de beneficio para la comunidad. Cuando puedas, camina o usa una bicicleta para ir a lugares cercanos; TODO APORTA A LA SOLUCIÓN.
CIUDADANOS CON CARGO, LAS ACCIONES, EFECTOS Y CONSECUENCIAS HABLAN POR SÍ SOLAS. MENOS ROLLO, MÁS TRANSPARENCIA, MENOS IMPUNIDAD, MENOS CONTAMINACIÓN, MÁS DISCIPLINA, MÁS EDUCACIÓN, MÁS SALUD E INFORMACIÓN COMPROBABLE.
POR: Alejandro Frías