Con la aprobación de nuevas leyes secundarias, el país apuesta por la soberanía, la transición energética y el bienestar social.
El pasado 12 de marzo, ambas Cámaras del Congreso dieron luz verde a un paquete de iniciativas que marcarán un antes y un después en el sector energético mexicano. Con la expedición de ocho nuevas leyes y la reforma de tres más, el Estado fortalece su rectoría en materia energética, impulsa la sostenibilidad y garantiza condiciones más justas para la ciudadanía.
Entre las medidas más destacadas se encuentra el fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex) como empresas públicas del Estado, asegurando su viabilidad operativa sin comprometer la eficiencia ni la competitividad. Con ello, se busca consolidar la autosuficiencia energética del país, garantizando un servicio confiable, accesible y con tarifas justas para todos los hogares mexicanos.
Uno de los ejes principales de esta reforma es la promoción de la transición energética, facilitando el uso sustentable de fuentes renovables y la integración de tecnologías limpias en la generación de electricidad. Además, se establecen mecanismos de trazabilidad en los combustibles para combatir la venta ilegal y fortalecer la seguridad energética.
En el ámbito social, la reforma incorpora el principio de Justicia Energética, con el firme compromiso de garantizar el acceso equitativo a la electricidad al menor costo posible. También se refuerzan las evaluaciones de impacto social para que los proyectos energéticos beneficien a las comunidades donde se desarrollan.
Asimismo, la nueva Ley de Biocombustibles y la Ley de Geotermia abren camino a una diversificación energética más limpia, promoviendo el aprovechamiento de residuos orgánicos, biomasa y recursos geotérmicos. Estas medidas representan un paso firme hacia un modelo más sustentable, alineado con las necesidades del presente y las exigencias del futuro.
Con esta reforma, México no solo consolida su soberanía energética, sino que también sienta las bases para un sector más eficiente, responsable y alineado con los desafíos globales del cambio climático. Un país con energía propia es un país con futuro.
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