Durante 2025, la Península de Yucatán ha registrado cinco sismos, de acuerdo con reportes oficiales, un fenómeno poco frecuente en una región considerada de baja actividad sísmica, como Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
Investigadores señalan que estos sismos en la Península de Yucatán podrían estar relacionados con la Falla de Ticul, ubicada al sur del estado de Yucatán, una estructura geológica que vuelve a la zona más propensa a registrar movimientos telúricos leves. Especialistas explican que las fallas geológicas atraviesan periodos de reacomodo natural, procesos derivados de la formación de la Península de Yucatán.
El investigador e ingeniero ambiental Luis Nah señaló:
“En el mundo se han documentado casos donde las extracciones de grandes volúmenes de agua ocasionan acomodamientos de los estratos que derivan en sismos; sin embargo, eso se ha dado principalmente en suelos lacustres, en zonas como el Centro del país, en el estado de Oklahoma, en Estados Unidos, y principalmente ocurre cuando tenemos lo que llamamos un volumen negativo; es decir, se extrae más agua de la que el acuífero tiene”.
Desde una perspectiva cultural, guardianes y líderes de la cultura maya, como el maestro José Manrique, consideran que los sismos en el Mayab reflejan el impacto de la actividad humana sobre la tierra. Señalan que la perforación de pozos, cuevas y otras intervenciones en el subsuelo generan desgaste, y destacan la importancia del respeto a la tierra.
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