En Villahermosa, despedir diciembre al estilo tradicional cuesta entre 900 y mil 500 pesos, lo que valen los coloridos “Años Viejos” que ya aparecen en esquinas, avenidas y mercados, listos para arder junto con las penas, los corajes y las anécdotas que dejó el calendario.
Conforme se acerca el 31 de diciembre, los muñecos artesanales se convierten en protagonistas del paisaje urbano.
Hay de todos tamaños y estilos, y mientras más grandes o más “tronadores” traigan dentro, más sube el costo.
Las palomas, cohetes y chispas prometen un espectáculo ruidoso que anuncia, sin pena, que el año ya se va.
Hechos de aserrín y papel periódico, los “Años Viejos” adoptan la forma de personajes famosos, situaciones del año o simples figuras cargadas de simbolismo.
Cada uno representa lo que se quiere dejar atrás: malos ratos, malas decisiones o simplemente la mala suerte, para darle la bienvenida al nuevo ciclo con humor y esperanza.
Al final, más que fuego y pólvora, esta tradición enciende la convivencia entre familias y vecinos se reúnen alrededor del muñeco, entre risas, bromas y deseos para el año que inicia, confirmando que en Villahermosa despedir el año es un ritual alegre, ruidoso y profundamente comunitario
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Liliana Calcáneo (FOH)




