En México, la vulnerabilidad frente a fenómenos naturales continúa en aumento. De acuerdo con el Banco Mundial, casi siete de cada diez habitantes viven expuestos a algún tipo de riesgo, desde inundaciones y tormentas hasta sismos y heladas. Esta realidad ha puesto a las aseguradoras en el centro de la conversación sobre protección patrimonial.
Entre enero y octubre de 2025, las compañías aseguradoras desembolsaron 8,004 millones de pesos para cubrir daños derivados de eventos hidrometeorológicos, una cifra que supera en 21% lo registrado en todo 2024, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Octubre, el mes que disparó los pagos
Las lluvias extraordinarias registradas del 7 al 11 de octubre se convirtieron en el principal detonante de este incremento. Solo por esos días se han pagado poco menos de 4,500 mdp, cifra que ha elevado la siniestralidad y también refleja una mayor cantidad de bienes asegurados.
La directora de la AMIS, Norma Alicia Rosas, destacó que las precipitaciones de junio y octubre fueron inusuales y dejaron en evidencia la necesidad de reforzar la cultura de prevención:
“Estos eventos subrayan la importancia de contar con protección patrimonial y fomentar la previsión en la sociedad”.
Veracruz, epicentro de los daños
Las lluvias que afectaron principalmente al Golfo de México generaron 7,134 siniestros con un valor estimado de 4,473 mdp.
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Viviendas, comercios e infraestructura federal concentraron 3,793 mdp, es decir, 85% del monto.
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La afectación a vehículos representó 680 mdp (15%).
Veracruz fue el estado más impactado, acumulando 80% de los reportes. Le siguieron Puebla (9%) e Hidalgo (3.8%). En el rubro automotriz, 2,778 de los 2,894 autos dañados también se ubicaron en territorio veracruzano.
Frente a esta situación, y ante la falta de un seguro estatal, el gobierno veracruzano decidió revivir su fondo local de desastres, luego del fracaso de su aseguradora estatal para responder a la emergencia.
Ciudades más fuertes ante un clima más disruptivo
Entre 2010 y 2020, el número de personas afectadas por desastres naturales aumentó 70% a nivel global, según la ONU. En México, la AMIS sostiene que el país necesita avanzar hacia la construcción de ciudades resilientes, capaces de absorber, adaptarse y recuperarse de eventos extremos.
Esto incluye fortalecer los mecanismos de aseguramiento como herramienta de transferencia de riesgos, así como ampliar la información disponible para que la población tome decisiones más informadas ante un entorno climático cada vez más impredecible.
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