Un análisis de la consultoría Iqom confirma que México es el país más impactado por la nueva ronda de aranceles aplicada por Estados Unidos a productos derivados del acero y el aluminio. La medida, que entró en vigor el pasado 18 de agosto, impone gravámenes del 50% sobre el contenido metálico de 407 bienes, afectando importaciones estadounidenses por un valor total de 209,397 millones de dólares a nivel global en lo que va de 2024.
De esta cifra, las exportaciones mexicanas sujetas a la medida representan 44,007 millones de dólares, lo que equivale a una participación del 21% del total global y al 9% de todas las importaciones que Estados Unidos realiza desde México. Este volumen coloca a la nación muy por delante de otros grandes socios comerciales como China y Canadá en términos de exposición al impacto financiero inmediato de los aranceles.
¿En qué consisten los nuevos aranceles?
La medida se implementa bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, una disposición que permite imponer restricciones comerciales por motivos de seguridad nacional. Los aranceles se aplican específicamente al contenido de acero y aluminio de los productos listados, que incluyen desde componentes industriales hasta bienes de consumo final.
El Departamento de Comercio estadounidense estipuló que el contenido de otros materiales en estos bienes queda sujeto a aranceles recíprocos regulares. Además, aclaró que los aranceles de la Sección 232 no son acumulativos con otros aranceles recíprocos o de la misma sección aplicados a diferentes sectores, excepto entre sí (es decir, un producto con ambos metales suma ambos gravámenes).
La normativa también establece excepciones clave para los bienes cuyo acero se haya procesado en otro país a partir de acero fundido en EE.UU., así como para los derivados de aluminio manufacturados a partir de aluminio fundido y moldeado en territorio estadounidense.
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