El Zócalo capitalino vibró hoy con la fuerza de la historia y la memoria ancestral durante la conmemoración de los 700 años de México-Tenochtitlán, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la jefa de Gobierno Clara Brugada Molina.
La ceremonia inició con una impresionante puesta en escena que narró el peregrinaje mexica desde Aztlán, la señal del águila sobre el nopal y el esplendor de Tenochtitlán. Más de 3,000 danzantes y cerca de 1,000 actores dieron vida a un espectáculo lleno de misticismo, luz y tradición, que convirtió la plancha del Zócalo en un altar a la grandeza de los pueblos originarios.
La jefa de gobierno Clara Brugada, abrió los discursos con un emotivo reconocimiento a los pueblos indígenas y al legado femenino mexica:
> “Esta ciudad fue fundada con el talento, la ciencia y la fuerza de un pueblo que supo resistir y crear. Su legado vive en nuestras calles, en nuestras costumbres y en la identidad de cada habitante de esta gran ciudad.”
Con energía, hizo un llamado a mantener viva la memoria histórica, asegurando que el orgullo por nuestras raíces es el cimiento de un futuro más justo y digno.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, cerró la ceremonia con un mensaje que conmovió y encendió al público:
> “El legado de Tenochtitlán no es ruina ni nostalgia, es semilla, es esperanza. Reconocer a Tenochtitlán no es mirar hacia atrás, es entender que en cada rincón de nuestra ciudad late la fuerza y la sabiduría de nuestros pueblos originarios.”
Y con voz firme, dejó una frase que resonará en la memoria colectiva:
> “La raíz no se niega; mientras exista el mundo, no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlán.”
Un legado que sigue vivo
La jornada también incluyó la develación del nuevo monumento inspirado en el Teocalli de la Guerra Sagrada, que rinde homenaje a once tlatoanis y cinco mujeres que marcaron la historia mexica. La obra simboliza el renacer de la identidad indígena y el orgullo de las raíces mexicanas.
Con aplausos y emociones desbordadas, el Zócalo se convirtió en un espacio de unión, historia y futuro. Esta conmemoración no solo honró el pasado, sino que reafirmó que México-Tenochtitlán sigue vivo en cada corazón que se reconoce heredero de esta grandeza.
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Grace Bravata











