Por décadas, “googlear” fue sinónimo de buscar información. No importaba si querías saber cómo hervir pasta, quién ganó el Oscar en los 90 o cómo citar un ensayo, Google no solo era una herramienta, era una puerta al conocimiento, pero en 2025 algo ha cambiado.
Para la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) Google ya no es el punto de partida, cada vez más jóvenes prefieren TikTok, Instagram o incluso Reddit para responder sus dudas. No se trata de un cambio menor de plataforma, sino de una transformación profunda en la forma de adquirir conocimiento. ¿Por qué escribir una pregunta cuando puedes ver a alguien responder, con música, subtítulos llamativos y en menos de 60 segundos?
Esto plantea una pregunta aún más provocadora: ¿estamos presenciando el principio del fin de Google como lo conocemos?
La Gen Z no busca “la verdad”, busca “lo útil”. ¿Cómo maquillarse como en Euphoria? ¿Qué outfit usar con pantalón “cargo”? Todas estas preguntas no requieren definiciones académicas, sino ejemplos en contexto, entregados por otros jóvenes, influencers o expertos de nicho. El algoritmo reemplazó al índice alfabético, por respuestas que están destinadas solo “Para tí” (#FYP, por sus siglas en inglés).
¿Y la calidad de la información?
Aquí entra el dilema: la rapidez no siempre es sinónimo de profundidad. Saber algo en 30 segundos no significa entenderlo. TikTok puede explicar cómo hacer un matcha latte perfecto, pero difícilmente hablará del impacto ambiental del té matcha. Puede mostrarte cómo usar ChatGPT, pero no cuestionar sus implicaciones éticas.
Lo preocupante no es que los jóvenes usen TikTok para buscar recetas o reseñas, sino que incluso temas complejos como salud mental, sexualidad o política están siendo consumidos en formato corto y sin filtros confiables.
Google no ha muerto, pero se ha vuelto adulto para muchos, Google ha dejado de ser esa herramienta mágica de descubrimiento y se ha convertido en una oficina llena de papeles: útil, pero burocrática. La generación que creció con estímulos visuales, multitarea y velocidad espera algo más fluido, más humano, más integrado a sus dinámicas.
Debo confesarlo que yo también caigo con frecuencia en el hábito de usar TikTok para resolver dudas rápidas, pero también debo decir que no me quedo con la primera respuesta. Tengo el hábito de investigar un poco más, de comparar fuentes, de verificar si lo que vi en ese video tiene algún sustento real. Quizás porque crecí viendo cómo circulaban noticias falsas, o porque he sido víctima de información engañosa más de una vez. Lo cierto es que ya aprendí a dudar.
Y ahí es donde está el problema de fondo: ¿todos harán lo mismo?
Esa es la gran incógnita. Si millones de jóvenes están usando TikTok como buscador, ¿cuántos desarrollan ese espíritu crítico? ¿Cuántos saben que no basta con ver un video de 30 segundos para entender algo complejo?, porque la plataforma no te avisa cuando una información está mal. No hay señales claras de advertencia como en algunos sitios web. Lo más probable es que si interactúas con un video engañoso, el algoritmo te recomiende más de lo mismo. Y así, sin darte cuenta, puedes construir una burbuja de desinformación muy bien editada y muy mal fundamentada.
La paradoja es que tenemos acceso a más información que nunca, pero también más riesgo de quedarnos con lo superficial o quizás el problema no es que la Gen Z haya abandonado a Google, sino que Google dejó de hablar su idioma.
POR: Erick Canul










