Claudia Sheinbaum, presidenta de México, negó rotundamente que exista un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para reforzar la frontera sur de Estados Unidos con presencia militar, y afirmó que su administración no comparte esa visión de seguridad para atender el fenómeno migratorio.
“Nosotros también tenemos derecho a decir que no estamos de acuerdo”, subrayó durante su conferencia matutina.
La postura de la mandataria surge tras el anuncio del Pentágono sobre la creación de una nueva zona de defensa nacional a lo largo de más de 100 kilómetros en la frontera con México, que pasará a formar parte de la base militar de Fort Bliss, en Texas. Esta franja será controlada por el ejército estadounidense, y cualquier persona que ingrese sin autorización será objeto de sanciones penales.
Sheinbaum calificó la decisión como una medida unilateral con la que su gobierno no colabora ni respalda. “Nosotros creemos que la orientación debe ser distinta”, señaló, reiterando que la migración debe atenderse desde sus causas estructurales, mediante cooperación para el desarrollo y no a través de medidas militares.
La presidenta también hizo énfasis en que la migración es una cuestión social “fundamentalmente” y alertó sobre los riesgos de criminalizar a quienes cruzan la frontera en busca de mejores condiciones de vida. “De ninguna manera vamos a acordar una cosa así”, enfatizó, desmarcándose de cualquier vinculación con la estrategia de Trump.
Desde el retorno del republicano a la Casa Blanca, se ha observado una drástica caída en el número de detenciones de migrantes en la frontera sur, pasando de 124 mil en diciembre a menos de 30 mil en febrero. Sin embargo, esta disminución coincide con medidas de endurecimiento, como redadas y eliminación de beneficios migratorios, además del despliegue militar en puntos estratégicos.
Sheinbaum advirtió que este tipo de políticas pueden escalar tensiones y afectar los derechos humanos de las personas en tránsito. Su gobierno, insistió, continuará promoviendo un enfoque de desarrollo y respeto a la dignidad de los migrantes, en contraposición a la creciente militarización impuesta desde Washington.
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