Cuando Corea del Norte anunció que abriría su famoso maratón internacional a participantes extranjeros, el británico Harry Jaggard, un YouTuber de 27 años, supo que esa era su oportunidad única para entrar, y grabar, en uno de los países más herméticos del mundo.
“No soy corredor, pero cuando me dijeron que tenía un mes para prepararme, lo tomé como un reto”, contó a medios estadounidenses. “Llevo años viajando a lugares poco comunes para mi canal, y Corea del Norte siempre estuvo en mi radar”.
Su experiencia, según describe, fue tan surrealista como reveladora. Pasó cinco días en Pyongyang durante abril, y lo que más lo impactó no fue el rígido control del régimen sino lo relajado que todo parecía.
“Pensé que no me dejarían grabar casi nada, tal vez unos cuantos clips con voz en off”, explicó. “Pero fue todo lo contrario. Me dejaron grabar como si nada. La libertad que tuve fue una locura. Estaban sorprendentemente relajados”.
Un maratón, una excusa perfecta
Jaggard ingresó al país como uno de los 200 corredores internacionales que participaron en el evento, provenientes de más de 40 países. Aunque rara vez corre más de cinco kilómetros a la semana, entrenó intensamente durante un mes y logró terminar el maratón en 3 horas y 40 minutos.
Durante su estancia, visitó sitios emblemáticos de la capital norcoreana: el metro, museos de guerra, una cervecería local y diversos monumentos al Partido de los Trabajadores y a Kim Jong-il. Asegura que solo le prohibieron grabar en un mirador, un supermercado y un museo de guerra, donde presenció escenas propagandísticas como una estatua de un cuervo devorando a un soldado estadounidense.
Jaggard cree que el gobierno norcoreano no entiende del todo el alcance y el poder de los creadores de contenido digital.
“No permiten periodistas en los tours, pero creo que los youtubers estamos en una zona gris”, reflexionó. “No soy periodista, pero lo que hice podría considerarse una forma de periodismo… aunque no del más riguroso”, bromeó.
Con más de 2,4 millones de suscriptores, su contenido alcanza audiencias globales, sin embrago, tras el maratón, medios internacionales reportaron que Corea del Norte suspendió nuevas visas turísticas y se cancelaron las ya aprobadas, aunque no hay confirmación oficial.
“La experiencia fue extraña, uno llega a Corea del Norte con 100 preguntas y se va con 1,000”. Lo que más le impactó fue el contraste entre lo que esperaba y lo que encontró: calles limpias, una ciudad tranquila y mucha propaganda, aunque no tan explícita como imaginaba.
Su hotel, aunque con decoración que parecía sacada de los años 70, era limpio y cómodo. Era, además, el único lugar con acceso a internet.
Aunque se negó a compartir muchas conversaciones fuera de cámara para no poner en riesgo a los ciudadanos con los que habló, Jaggard resaltó la humanidad de quienes conoció:
“Se suele retratar a los norcoreanos como personas que odian a los extranjeros, pero eso no es cierto. Tuvimos conversaciones profundas y muy conmovedoras… el pueblo de Corea del Norte no es lo mismo que su gobierno”.
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