La rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China ha alcanzado nuevas alturas con la presentación del caza F-47, un modelo de sexta generación que promete revolucionar el combate aéreo. En respuesta, China ha mostrado su prototipo J-36, un modelo que aún está en fase de pruebas. ¿Es realmente una amenaza para el dominio estadounidense? Acompáñanos mientras desglosamos las diferencias clave entre ambos modelos y analizamos si China tiene posibilidades de alcanzar a EE. UU. en la supremacía aérea.
El anuncio del F-47 por parte de Estados Unidos no ha pasado desapercibido. El expresidente Donald Trump confirmó el 21 de marzo de 2025 que Boeing ha ganado el contrato para desarrollar este caza de sexta generación, venciendo a Lockheed Martin en una licitación multimillonaria. Esta aeronave es el resultado de años de desarrollo bajo el programa Next Generation Air Dominance (NGAD), y promete capacidades sin precedentes en términos de sigilo, alcance y sostenibilidad.
Aunque muchos detalles siguen clasificados, el F-47 destaca por la integración de sensores avanzados, motores de ciclo variable y drones autónomos tipo Collaborative Combat Aircraft (CCA). Estas características, según el general David Allvin de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), lo colocan muy por encima de modelos anteriores como el F-22 Raptor.
Mientras tanto, China ha intentado responder rápidamente al anuncio estadounidense mostrando su caza experimental J-36 sobre Chengdu solo cuatro días después. Sin embargo, ¿puede este prototipo realmente competir con el F-47?
El J-36 ha aparecido en público en varias ocasiones desde diciembre de 2024, mostrando un diseño sin cola y ala delta. Sin embargo, los vuelos han sido captados en videos de baja calidad y, según analistas como Bill Sweetman, el modelo parece estar más orientado a ser un bombardero regional que un caza de superioridad aérea.
El caza chino utiliza motores WS-10C y cuenta con un alcance estimado de 2,000 millas. Aunque su diseño apunta a ser furtivo, la realidad es que el proyecto sigue en una etapa muy preliminar. Las pruebas públicas han incluido elementos básicos como trenes de aterrizaje visibles y sondas de prueba, lo que refuerza la percepción de que aún está lejos de ser un caza operativo.
Por otro lado, el modelo J-35, otro caza de quinta generación presentado en el Airshow China en 2024, también enfrenta desafíos similares. A pesar de su diseño furtivo y sus motores en desarrollo, no ha logrado demostrar un historial operativo sólido.
Estados Unidos no solo apuesta por el F-47, sino que mantiene una flota ya probada y en constante evolución. El F-22 Raptor y el F-35 han acumulado cientos de miles de horas de vuelo y han participado en misiones reales, lo que refuerza la credibilidad de la industria aeronáutica estadounidense.
En comparación, la producción china sigue siendo limitada, con menos de 50 unidades del J-20 entregadas anualmente, mientras que los Estados Unidos ya han producido miles de cazas avanzados. Además, la capacidad de actualización continua del F-47, gracias a su diseño modular y a los recubrimientos furtivos más duraderos, garantiza que este modelo permanezca a la vanguardia durante años.
Aunque Pekín intenta proyectar una imagen de poderío aéreo, la realidad técnica y operativa sigue favoreciendo a Estados Unidos. El F-47 no es solo una declaración de intenciones, sino una realidad en evolución continua que mantiene a la USAF un paso adelante.
La integración de drones autónomos y las tácticas avanzadas de enjambre posicionan al F-47 como una plataforma de combate más versátil y efectiva. Mientras China sigue realizando pruebas públicas y demostraciones simbólicas, Estados Unidos continúa perfeccionando sus tecnologías y acumulando experiencia en combate real.
En última instancia, la rivalidad sigue latente, pero la distancia tecnológica es clara. El F-47 representa una evolución en el combate aéreo que China aún no ha logrado igualar, lo que consolida la supremacía aérea de Estados Unidos en el contexto global.
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