El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que en diciembre fue galardonado con el premio Prix Versailles por ser uno de los más bellos del mundo, tiene 385 mil metros cuadrados.
Además, tiene una enorme infraestructura de carga, torre de control, un base militar aérea, un campo militar estratégico conjunto y granjas de combustible.
Este 2025, el aeropuerto cumple tres años de operación y sus instalaciones siguen causando curiosidad por su diseño.
El AIFA cuenta con controles biométricos, 14 líneas de inspección y tomógrafos computarizados para que los pasajeros no tengan que sacar sus dispositivos móviles, quitarse el cinturón o vaciar sus bolsillos al momento de ingresar a la sala de abordar.
Según el general Gustavo Vallejo, responsable del cuerpo de ingenieros del Ejército mexicano que construyó el AIFA, este aeropuerto tiene una identidad nacional que rinde homenaje a “la riqueza histórica y cultural de México”.
El diseño de la terminal del aeropuerto incorpora elementos culturales del país, pero también aprovecha al máximo la luz natural.
De acuerdo con Vallejo, el AIFA promueve los espacios verdes y pondera “el equilibrio entre la modernidad y el respeto por las tradiciones”.
El diseño es “lineal, ortogonal e intuitivo” para que el pasajero se despliegue de manera eficiente hacia la sala de abordar.
El AIFA fue construido en dos años y medio, y con un presupuesto aproximado de 75 mil millones de pesos, bajo la instrucción de ofrecer un aeropuerto funcional, sencillo, austero y moderno.
Su diseño responde también a formas geométricas, posee marcos rectos y circulares que facilitaron su montaje a una velocidad mayor y solo tiene acabados nacionales.
Y en toda la terminal existen decoraciones estratégicas que rinden tributo a la historia mexicana, a la idiosincrasia nacional, las costumbres, y los antepasados, como por ejemplo, la de los baños.
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