Asentada en la ribera del río Usumacinta, Jonuta fue reconocida como productora y distribuidora de cerámica anaranjada fina durante casi quinientos años.
De este lugar provienen, además de las múltiples formas de vajillas suntuarias y utilitarias, una gran producción de figurillas en forma de animales y representaciones de personajes utilizadas como silbatos o sonajas y que han sido halladas en muchas otras ciudades mayas de la costa del Golfo, la península de Yucatán y aún en sitios de las Tierras Altas.
Este silbato modelado como cabeza de lagarto, tiene su caja de resonancia debajo de la cabeza y la embocadura detrás de lo que pareciera ser la oreja del saurio.
Tiene restos de pintura roja en los colmillos y en las orejas, y pintura blanca en las orejeras por arriba del hocico o mandíbula superior; su representación pudiera ser común no solo por reproducir su entorno natural sino por el significado que tenía en la cosmovisión maya: que la tierra descansaba sobre el dorso de un cocodrilo y éste, a su vez, flotaba sobre el mar primordial; también estaba asociado a la fertilidad y al inframundo por su relación con el agua.
Este silbato fue encontrado durante las excavaciones de un salvamento en Jonuta, asociado a un lugar de cocción de material cerámico y junto a un pequeño altar escalonado hecho de ladrillos y repellado de estuco.
Clásico Tardío 600 – 1000 d.C.
Jonuta, Tabasco.
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