Se puede considerar que existen tres motivos por los cuales los gobiernos locales y municipales deben estar interesados en la Disciplina Financiera, los cuales son describibles en un sentido general con los términos siguientes: dinero, protección y capital político. A continuación, se puntualizará las razones en las que se basa esta idea.
1) Dinero. La Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios (LDF), es una legislación que impone, entre otras cosas, ciertas reglas técnicas y apreciables cuantitativamente respecto de topes a conceptos de gasto, así también, establece de manera general la manera en cómo deben formarse los Procesos Competitivos, que son los mecanismos para que mediante una invitación a instituciones financieras, éstas oferten una propuesta de obligaciones o financiamientos a las entidades convocantes.
Como es sabido, los recursos económicos son finitos, y en el caso de la administración pública sus elementos materiales y financieros son insuficientes, por tanto, la recepción de recursos por los intermediarios financieros de la banca múltiple, la banca de desarrollo y el mercado bursátil, representan una alternativa conveniente para allegarse de los recursos que necesita para la realización de sus proyectos de gobierno y la normal operación de las áreas que integran la administración. Sin embargo, no basta el deseo y la necesidad de los gobiernos de recibir créditos para que el sector financiero nacional se los proporcione, pues justamente las reglas de disciplina mencionadas al principio de este texto, contienen indicadores para la evaluación de las condiciones financieras y de endeudamiento de las entidades federativas y los municipios, como a sus órganos descentralizados. Así, el techo de financiamiento entendido como el monto máximo de los préstamos, se calcula con variables contenidas en la situación de la Hacienda Pública, cuyo manejo óptimo, producto de decisiones muy bien respaldadas, se traduce en mejores números presentables para el cálculo del techo del financiamiento, y por ende, en una calificación más favorable para poder solicitar recursos de dimensiones mayores.
En este contexto, el cumplimiento de la disciplina financiera propicia que los gobiernos estén en condiciones aceptables al momento de relacionarse con el sector financiero y obtener los recursos que sus compromisos ameritan. El asesoramiento especializado en esta materia, es una alianza con el potencial de convertir estas reglas en una oportunidad para engrosar los elementos económicos gubernamentales.
- Protección. Las disposiciones de Disciplina Financiera se pueden fiscalizar tanto por las Entidades de Fiscalización Superior de las Entidades Federativas, como por la Auditoría Superior de la Federación, y el incumplimiento a la LDF produce responsabilidad administrativa en un inicio, que, con el indebido manejo de la deuda y las obligaciones de transparencia, podría repercutir en el campo del derecho administrativo sancionatorio y en casos extremos, en un tema penal.
Contar con un panorama de asesoría en esta área, desconocida por muchos, es elemental, a fin de repeler los riesgos a los que están expuestos todos los servidores públicos ejecutores de gasto.
- Capital político. Como se indicó en el punto número uno, los recursos públicos lamentablemente, son insuficientes para cumplir cabalmente con las exigencias múltiples formuladas por los gobernados ante la Administración Pública. No obstante, priorizar en algunas inversiones y obras públicas indudablemente será reconocido por la población. Por ello, una vez superado el reto financiero que invariablemente todos los gobiernos tienen, mediante lo captado vía préstamos, -en sí mismo no negativo, pues el secreto está en su uso estratégico, al generar que el servicio de la deuda no sea un gasto improductivo a costa de las generaciones futuras-; queda convertir esos recursos en la solución parcial pero efectiva a los grandes problemas nacionales con la inversión pública productiva.
Estos resultados, pueden ser usados como un rédito reputacional positivo en la carrera política de los funcionarios quienes solicitan y reciben un asesoramiento profesional. El gobernante sabe muy bien que en los Municipios hay reelecciones, que después de la alcaldía sigue la gubernatura y después de ésta la presidencia de la república, mientras que el pueblo -con los mecanismos de comunicación social correcta- sabrá premiar en la jornada electoral a quien convirtió deuda pública en bienestar social.
POR: Eduardo González











