Investigadores de la Universidad de Guadalajara advirtieron que las deportaciones y un posible impuesto del 10 por ciento sobre los envíos de dinero desde Estados Unidos, impulsados por la Administración del presidente Donald Trump, podrían resultar en una pérdida de hasta 13 mil millones de dólares anuales en remesas para México.
Antonio Ruiz Porras, académico y coordinador del Doctorado en Estudios Económicos de la universidad, explicó a EFE que, aunque no se espera una deportación del 100 por ciento de los migrantes indocumentados, una reducción del 20 por ciento sería realista. Esta disminución en los migrantes podría traducirse en la pérdida de una suma significativa en remesas.
Ruiz Porras señaló que las posibles medidas tendrán efectos tanto a corto como a largo plazo en la economía mexicana, tanto a nivel micro como macroeconómico. “El año pasado, las remesas representaron alrededor del 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México. Si se cumplen las expectativas de deportaciones e impuestos, las remesas podrían reducirse al 2.6 por ciento o incluso menos, lo que tendría un impacto considerable en los recursos que llegan al país», explicó.
La disminución de remesas afectaría especialmente a los estados y comunidades más dependientes de estos ingresos, como Chiapas, en el sur del país, donde las remesas representan el 15 por ciento del PIB estatal, y Jalisco, el tercer mayor receptor de remesas a nivel nacional.
De acuerdo con el Banco de México, en 2023, los mexicanos en el extranjero enviaron 63 mil 318 millones de dólares, y se esperaba que en 2024 se alcanzara un récord de casi 65 mil millones de dólares. Sin embargo, el presidente Trump ha comenzado deportaciones masivas de migrantes indocumentados, muchos de los cuales provienen de México, y ha anunciado la posibilidad de imponer un impuesto del 10 por ciento a los envíos de dinero desde Estados Unidos hacia cualquier país.
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A pesar de estos desafíos, Clemente Hernández Rodríguez, académico del Departamento de Economía de la Universidad de Guadalajara, sostuvo que, aunque el crecimiento de las remesas se desacelerará, no se espera que los flujos se detengan por completo. Hernández explicó que, debido a la fuerte cultura del trabajo en México y la depreciación del peso frente al dólar en los últimos meses, los migrantes que permanezcan en Estados Unidos probablemente compensarán la pérdida de ingresos, ya que necesitarán menos dólares para cubrir las necesidades de sus familias en México.
Un informe del banco BBVA mostró que, durante 2024, las remesas experimentaron caídas interanuales en varios meses, lo que podría profundizarse en 2025, obligando al gobierno mexicano a adoptar medidas para mitigar el impacto. Ruiz Porras sugirió que una opción sería diversificar los mercados o abordar la cuestión de las remesas durante la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026.
Por su parte, Hernández Rodríguez previó que el gobierno mexicano podría recurrir a deuda para financiar programas sociales destinados a los expatriados y a las familias afectadas por la disminución de remesas. «El gobierno federal probablemente recurrirá a deuda para financiar programas como Bienestar para los repatriados. Lo hará rápidamente, pero el problema será la carga que esta deuda dejará para las futuras generaciones», concluyó.
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